Este domingo no estaré en mi municipio. Así que he hecho los trámites para votar por correo. El plazo acaba hoy. Ergo, dentro de pocas horas votaré. Y lo peliagudo es que aún no sé a quién.
Mis dudas son comprensibles: tengo que votar a gente que me toma por imbécil (bueno, eso los más educados; de ahí p’arriba). Eso, o se han confundido de elecciones (ya se sabe, gente ocupada, agenda compleja…), porque actúan como si fuesen eleccciones generales (es decir, como si fuese un partido de fútbol). Ya es bastante malo que cada cuatro años, con un solo papelito, tengamos que legitimar a un “pack completo”. Pero encima, los impresentables (que sin embargo se presentan, menuda paradoja) quieren dar a nuestro voto más significados (hay que ver lo que pesa una papeletuca de nada). Hombre, con el corte que da salir en público a decir chistes sin miedo a los tomatazos, para atreverse a sostener trolas de tal calibre en un polideportivo ante miles de personas sin duda tienen que tomarnos por imbéciles. O por público entregado. Bueno, es exactamente lo mismo.
La cosa no acaba ahí. El PP llama filoterroristas (sin pruebas ni motivos, pero eso ya no es nada nuevo) a todos los votantes del PSOE. No pueden negarlo o pintarlo de desliz, porque no ha habido ningún desmentido, sino más bien confirmaciones. De manera que si eliges a un vecino del PSOE que te gusta como alcalde para tu pueblo de 2.000 habitantes en el occidente asturiano, en realidad lo que haces es apoyar “que ETA esté en las instituciones” (sic), o decir que no te gusta la libertad. Considerarnos imbéciles implícitamente a todos los ciudadanos era demasiado poco; así que es necesario llamar explícitamente, además, filoterroristas a todos los votantes del PSOE en las elecciones autonómicas o municipales, que lo mismo da.
En esa situación, todo un expresidente del gobierno (a quien la experiencia ha dignificado más bien poco) acusa entonces, pero atención, ¡al PSOE!, de generar un odio entre hermanos parecido al de la guerra civil. No apoya en nada esa acusación, pero ya hemos dicho que eso no es nada nuevo (véase el 11-M o la campaña contra las conversaciones con ETA). Como remate, este individuo no publica una rectificación (ya no se rectifica la melena, conque como para rectificar palabras, y al tiempo: cualquier día dejará de cortarse las uñas, que de alguna manera es como admitir un error de crecimiento en su infalible persona), sino que reconviene a los medios de comunicación porque según él en ningún momento de su intervención dijo nada de la guerra civil.
Las palabras sí que las dijo y más de una vez (la realidad y las grabadoras es lo que tienen, que a veces estorban para mentir a gusto), pero incluso cuando no las dijo sus palabras fueron que “eso, que nos condujo a lo peor de nuestra historia hace 70 años, es el esquema político que se quiere repetir ahora”. Veamos… 2007-70=1937… lo peor de nuestra historia que ocurrió hacia 1937… pues no caigo.
O sea, que nos toma por imbéciles. Y lamentablemente acierta.
Así que una primera reacción es votar por puro cabreo ante estos insultos y esta tomadura de pelo. Pero claro, a lo mejor quiere uno que no se salgan con la suya y nos descentren. Y piensa: votamos lo que votamos, que es presidente de autonomía y alcalde. Pensemos en los candidatos de Asturias, por ejemplo.
Ovidio Sánchez es del PP. Supongamos me encierro en Asturias y me tapo los oídos gritando “¡¡¡Lalalalalaláaaa!!!” para no darme por insultado, vejado ni despreciado por los dirigentes nacionales de su partido o por sus propias declaraciones apoyando los insultos. Resulta que lo más inteligente que se le ocurre es revocar la ley del tabaco. Esto es más que sucifiente para… bueno, iba a poner muchas cosas, pero dejémoslo en que es más que suficiente para no votarle. (Le he oído decir también que la solución para que los jóvenes emigrantes vuelvan es “crecimiento económico”. Chachi. Yo quiero ser médico, y cuando me pregunten qué hacemos para reanimar una parada cardiorrespiratoria, les digo que “más salud, hombre, esto se arreglaba si este tío tuviera más salud”.)
Entonces piensa uno en el presidente en funciones. Y claro, votarle sería legitimar no sólo las maneras prepotentes que ha demostrado en varias ocasiones, sino también su postura de absoluto desprecio y aniquilación del asturiano. Esto es suficiente para… bueno, para botarle y para no votarle.
Entonces piensa uno en el otro miembro del gobierno, IU. Y al parecer, no tienen la casa muy en orden, que digamos… Parece suficiente para no votarles. Porque mira que llamarse “unida” y andar así… No es de fiar, hombre, no. Aunque haciendo el repaso… “obrero”… “popular”… la verdad es que a los tahúres ya se los reconoce por el nombre, y si te juegas los cuartos con ellos la culpa es tuya. Acabarás en pelota dentro de un barril.
Entonces piensa uno en Andecha Astur, por decir algo, pero aparte de que su campaña del bofetón a Tini es un tanto discutible, el programa electoral no está en su sitio web.
Entonces piensa uno en el PAS, pero resulta que va con URAS. O votas a los dos, o a ninguno.
No sé… está complicada la cosa.
Pero creo en la democracia, y votaré, no sé si por cabreo o al azar. Aunque sea a Labordeta.