Archive for the ‘Cine’ Category

I understand the man

25 25Europe/Madrid May 25Europe/Madrid 2011

A veces pienso que la mitad de mi vida, o puede que casi toda, está dedicada a entender.

Leo, y escribo, y veo cine, y oigo música para entender cómo funciona el mundo; sea bien o mal. La mitad de mi trabajo, o más, consiste en averiguar por qué algo funciona mal. Mi ética personal, mis relaciones con los demás, buscan la simpatía; ponerse en el lugar de otros. Entenderlos. Entender sus aciertos y sus errores. Y eso lo hago automáticamente con George W. Bush, con los violadores, con los pederastas, o con los voluntarios de Médicos Sin Fronteras.

Uno nunca sabe si lo consigue, porque no puede ponerse realmente en su piel. Pero lo intenta. Y la mayoría de las veces creo que acabo entendiendo algo de lo que pasa (y a riesgo de equivocarme, claro).

Entender no convierte los errores en aciertos. Entender no es malo. Ojalá nos ocurriera, a todos, todo el rato.

Se ha armado un barullo tremendo porque Lars von Trier dijo unas cosas de los nazis, y Hitler, y entonces lo declararon persona non grata y lo echaron del festival y todo el mundo se rasgó las vestiduras.

Lo que dijo realmente Lars von Trier (bueno, parte) lo puedes ver tú mismo aquí.

Resulta que un tipo excéntrico que ha pasado por una depresión y le ha dado a la botella se mete en un jardín en una alocución en directo, está de coña y medio ido, dice un par de chorradas sobre los nazis (haciendo él mismo aclaraciones y disculpándose sobre la marcha) y se monta una inquisición estúpida.

Ya escribí varias veces contra la existencia del delito de blasfemia. Y esto se parece demasiado.

Entiendo a Lars von Trier, y si me apuran, yo también entiendo a Hitler. Y entiendo a los medios y al festival de Cannes y a Amnistía Internacional, y su postura me molesta infinitamente más que la de von Trier. Ellos ni están de broma, ni atontados, ni actuando en directo sin guión ni haciéndose los interesantes ni intentando ser originales o frívolos ni hablando sin pensar; ellos están actuando en frío.

Así que von Trier no me cae particularmente bien y me parece que está medio ido, pero como reo de blasfemia que es, en este caso estoy de su parte. Hasta que lo dejen en paz, para poder llamarlo ridículo.

Pantasmas en Winnipeg

18 18Europe/Madrid febrero 18Europe/Madrid 2011

El otru día, el mi amigu Bra enseñóme música de los Baseballs, de los que nun sabía ná. Y alcordéme de la Pantasma del Paraísu.

Buscando un poco, vi que fai un tiempu, nuna páxina que ya nun tá pero tovía ta na caché de Google, un usuariu decía esto:

04/Jun/06 [odorono, popmadrid] En una línea similar,desde hace un tiempo estoy buscando El Fantasma Del Paraíso de Brian de Palma,película que me acuerdo verla en TVE hace veintipico años,y que me caló hondo visual y musicalmente,la vi siendo un crío,y todavía tengo imágenes grabadas en la cabeza

Y eso podía habelo escrito yo. Alcuérdome, de pequeñu, de tar xugando pela cocina, y naquella tele Inter en blanco y preto, hebía una película pa mayores. De xemes en cuandu, echába-y un güeyu. Y nuna deses, hebía como un conciertu de rock, pero los músicos, pintáos como los de Kiss, teníen unes guitarres afiláes, y pescaben xente del públicu y cortáben-yos brazos y coses asina. Yo quedé ablucau, pero más que ná porque la xente del públicu nun escapaba muerta miéu, que yera lo normal; seguíen ellí, aplaudiendo. Nun podía entender esi comportamientu.

Esto ye lo que vi, ya digo, nuna tele pervieya, en blanco y preto:

Claro, nun vi que los que clavaben del públicu yeren muñecos, yera parte del show. Lleí perende que esa película estrenóse en TVE en 1982 (ye de 1975), pero a mí paezme que hebo estrenase enantes. En 1982 punxéronla a les nueve y media la nueche, pero yo aquel día taba xugando pola tarde. Y en 1982 yo yera grande bastante pa saber ver esa escena y entender que yera un conciertu siniestru con muñecos (y de xuru que ya conocía a Kiss).

Nunca pude esaecer esa escena, y otres de la película; como cuando la gran Jessica Harper canta esa enorme canción, Old Souls (y eso que d’aquella nun entendiera la letra).

Fai dellos años, entamé a buscar el discu de la banda sonora, porque alcordábame tamién de que la música yera única. Y nun yera fácil. Aprovechando la primera vegada que fui a Londres (y al extranxeru) na vida, como dixe equí busquélu nes grandes tiendes de discos, y nun lu teníen. Y dellos años dempués foi la primera cosa que merqué’n Amazon (y por Internet).

Phantom of the Paradise (la Pantasma del Paraísu) ye ún d’aquellos musicales, d’aquelles óperes-rock, onde se veía talentu perdayures. Una película memorable. Pa entamar, el inigualable númberu de los Juicy Fruits, que ye polo que me alcordé d’esta película al oyir a los Baseballs (esto ye pa oyilo, pero tamién pa nun perdese la coreografía de los dos suxetos que anden faciendo coros… cuando nun tienen ná meyor que facer):

Pero ta enllena de momentos: el canciu de Beef (life at last!) ye, tamién, insuperable. Na película hai muncho de crítica a la industria discográfica (¡en 1974!), pero cásique ye lo de menos.

Esta película tien otres coses curioses. Nun foi un ésitu escomanáu… menos en Winnipeg, Canadá. Ellí tuvo en cartel un montón de tiempu, fizo perres, convirtióse nuna tradición, tien montones de fans, y fai pocos años ficieron unos festivales, Phantompalooza, onde traxeron a los actores orixinales… y pudo vese otra vegada a la mismísima Jessica Harper cantando Old Souls, o a los Juicy Fruits, ya ensin tupé..

Na película nun sal Winnipeg, nun pasa ná que puea facer referencia especial a Winnipeg. ¿Por qué precisamente en Winnipeg? Nun lo saben. Pero lo de Winnipeg ye una hestoria ablucante.

Si quies saber más de la Pantasma, pues lleer esto o esto, más detalláo: IIIIII.

Pues equí queda el tributu a una película inolvidable de la mi infancia, anque nun tien ná de infantil.

Fuera del cuerpo

5 05Europe/Madrid enero 05Europe/Madrid 2011

Internet está bien, pero ayer me dio por ver La 2. Y me dio por ver una película. Española.

Y vi una película entretenida, inteligente, lograda, y sin anuncios: Fuera del cuerpo, de Vicente Peñarrocha.

Y era española, sí.

Y luego me enteré de que existe Querido Antonio. Y fue interesante.

Internet está bien, pero no lo es todo.

Emilio Ruiz del Río

10 10Europe/Madrid febrero 10Europe/Madrid 2010

En diciembre de 1973, iba a comenzar un juicio contra los dirigentes del sindicato Comisiones Obreras. Minutos antes, el presidente del Gobierno, Carrero Blanco, era asesinado por ETA; con una sincronización fatalmente perfecta, detonaban una carga explosiva debajo de la carretera, justo por donde pasaba el coche. Este voló por encima de un edificio, cayendo al patio. Es muy posible que hayas visto más de una vez las imágenes.

Pero evidentemente no hay imágenes de ese atentado; en realidad es una escena de la película «Operación Ogro».

Esas imágenes han acabado por ser la realidad misma, porque están en todos los documentales sobre el tema. Pero no, no son reales, no hubo que hacer explotar otros 100 kg de Goma 2 ni hacer volar un coche. Esto es obra de Emilio Ruiz del Río.

Ayer por la noche, la televisión pública española cumplió su función, y emitió una película documental: «Emilio Ruiz del Río, el último truco». Ahí se podía ver trabajar a un tipo absolutamente excepcional. Si has visto Dune, por poner un ejemplo, te ha engañado constantemente. Te ha colado la escalinata de un campo de fútbol mejicano como la entrada de una fortificación, pero eso es lo mínimo que te ha hecho. Y así en otros cientos de películas.

Si Steven Spielberg necesita una ciudad medieval con diez mil personas vociferando, agarra tropecientos millones de dólares y manda construir unos decorados descomunales, edificar unas almenas de treinta metros, y luego contrata a un estudio de animación y gasta otra millonada en efectos digitales, quizás también encargue unas maquetas increíbles y completísimas y carísimas, y luego gastará unos meses en juntarlo todo en la sala de montaje. Pero podría conseguir lo mismo dándole a Emilio un par de días, unas chapas de aluminio, unos cristales, unos tarros de pintura y un pincel. Ah, y todo se rodaría en directo, sin edición posterior; pero nosotros a quien admiramos es a Spielberg. Nos chiflan los efectos digitales de Gladiator, y este tipo te crea un coliseo lleno de una multitud que se mueve y aplaude, sin postproducción ninguna, por cuatro duros. Hay que verlo para creerlo.

Yo no sabía nada de esto, y ayer, viendo el documental, me quedé con la boca abierta. No, no es sólo que el tipo haga maquetitas, que también. Es mucho más. Es que si tiene que tapar una sombra que está a cien metros de él, pinta encima y la tapa en diez minutos. Y si tiene que poner una flota de cien barcos en el agua, el tío va y la pone, y los barcos se mueven. Gracias a él se puede rodar perfectamente una entrada en barco en Nueva York, con su estatua de la Libertad, y sus rascacielos… pero en Gijón. Si colocas sus artilugios donde él dice, los actores se mueven por donde él dice, y sobre todo, lo ruedas exactamente a la hora que él dice, aquello será Nueva York con todas sus consecuencias.

Un verdadero genio, un pintor excepcional, pero maestro de un arte que es aún más que pintura y aún más que cine. Un arte (es decir, una forma de contar historias) que tristemente puede perderse.

Por cierto, ahora vendrá quien diga que la realidad es aburrida, que hacen falta payasos fingidores como los de Gran Hermano o Sálvame para que la gente vea la televisión. O periodistas que crean que si ellos no salen en todos los planos el programa será aburrido. Pero la realidad es mucho más interesante de lo que estos zoquetes creen. Y ayer, como digo, la televisión sirvió para algo.

Emilio ya ganó tres Goyas antes de morir, y además Sigfrid Monleón ya ha dicho todo lo que había que decir (no te pierdas los enlaces), pero por si sirve de algo, yo me quito el sombrero. Y por aportar algo, anoto aquí una frase suya del documental, que merece la pena que pase a la historia:

[Las montañas ya las he tallado yo,] porque es mejor ponerse y… hacerlo.

Avatar

22 22Europe/Madrid diciembre 22Europe/Madrid 2009

Ayer ví Avatar (no pondré ningún spoiler del argumento, aunque a mí me gusta ver las películas sin saber la opinión de nadie). Y recordé por qué odio las manifestaciones culturales multitudinarias. Aun así, recomiendo sin reservas verla, y por supuesto verla en 3D. Dicen que el futuro del cine pasa por el 3D, porque es una experiencia que no se puede copiar ni repetir en casa, pero hace mucho que estoy convencido de que no es así; que acabaremos teniendo en casa cascos simuladores de 3D (y de más cosas), de manera que podamos evadirnos totalmente de la realidad, que es para lo que mucha gente usa el cine. Y es precisamente por eso por lo que el cine y los videojuegos se fusionarán (ya lo están haciendo) para ofrecer ese mundo paralelo que buscamos. Lo de Matrix es sólo cuestión de tiempo, y hablo muy en serio.

La película tiene grandes momentos, un despliegue de diseño y tecnología de animación apabullante, y el resultado es admirable, sin duda. Pero, como siempre, tengo que andar quejándome. Me parece que es una verdadera lástima, que ha estado cerca, pero que -no podía ser de otra manera- ha hecho concesiones de guión al palomiteo, y eso la rebaja un poco. Es buena, pero para toda esa pasta yo le pediría más aún, le pediría la valentía de dar ese saltito al siguiente escalón.

En Avatar aparecen ideas muy interesantes (ninguna nueva del todo, aunque ninguna idea es nueva del todo), está trabajada, los protas están logrados, pero también aparecen algunos trozos de guión convencional, soluciones fáciles o personajes de opereta, sin ningún fondo, que ya hemos visto un millón de veces en peliculillas. Avatar está muy bien, que quede claro, pero todas esas horas de diseño, rendering y storyboards pudieron haber servido para hacer un Ciudad, o Blade Runner, y no lo es. Con Avatar he pasado un rato muy bueno, y quizás perdure, pero si tuviera que apostar, creo que Avatar pasará. Me ha dejado con la boca abierta, pero no me ha tocado suficientemente la mente ni el corazón; no consiguió del todo que la ficción no pareciera ficción. Es una película, y pudo haber sido una epopeya. ¿Qué pasaría si los estudios de Hollywood se arriesgasen a asumir que los espectadores son capaces de soportar un poquitín más de reflexión?

Como en Internet ya está todo escrito y pensado, Quico Alsedo me ha pisado el artículo, porque yo iba a hacer la misma mención a Chaplin y similar reflexión sobre el cine mudo. Él lo dice perfectamente:

Como descojonante es leer ahora que James Cameron reinventa el cine con ‘Avatar’. El cine, digo yo, estará por inventarse mientras una película de 1931 parezca tan inviolablemente actual.

Se refiere a Luces de la ciudad. Avatar es apabullante, claro. Pero aunque no les guste el cine mudo, por favor, vean esto y piensen cuántas cosas ocurren ahí en menos de 3 minutos. Yo lo he visto mil veces, y todavía se me salta la lagrimilla.

Y es que la vida es monótona, llena de minutos inútiles, pero nunca sabemos en qué momento va a ocurrir algo que la cambie para siempre. Aquí, en menos de 3 minutos no es que se dibuje la película entera, o toda una manera de contar historias, o toda una vida aprendiendo a contarlas. Se escribe también, de manera inexorable, la vida de dos personas. El sonido de la puerta de un coche puede cambiarlo todo.

Vean Avatar, cómo no; lo pasarán en grande con toda esa tecnología desplegada durante cerca de tres horas.

Y vean Luces de la ciudad. Verán cómo (y eso que cuando se estrenó ya se había inventado la tecnología del cine sonoro) durante cerca de tres minutos se cuenta una historia con la impresionante tecnología de una cámara en blanco y negro, un jarrón, un bastón, un coche, una flor, una música con los silencios adecuados, y dos carteles (no, no sale ninguna teta, lo siento; sólo primeros planos de unos ojos lánguidos que dejan a uno sin habla). Cada maldito segundo de esos tres minutos, cada ceja, cada movimiento de manos, cada paso, nos tiene en vilo, vale por un diálogo entero.

El combate es desigual, y la comparación injusta. Pero un buen contador de historias sabe que no hay epopeya más apasionante y peligrosa para un hombre que sentarse junto a la mujer que uno ama en secreto y mirarla a hurtadillas. ¿Seguiremos acordándonos de Avatar dentro de casi 80 años? Quién sabe. Pero entonces Luces de la ciudad tendrá 160, y probablemente seguirá ahí.

Cine mudo

26 26Europe/Madrid diciembre 26Europe/Madrid 2007

Pues vamos a reflexionar un poco sobre el cine mudo. Un motivo más para que algún anónimo me llame pedante.

Hoy en día tenemos a nuestro alcance más cultura, posiblemente, que en cualquier otro momento de la Historia. Las obras de arte están ligadas al momento en que se producen, pero hoy tenemos facilidades para disfrutarlas libres de ese corsé. Algunas nos cuesta más entenderlas y tenemos que documentarnos un poco, pero a cambio podemos verlas desde la distancia, cosa que no podían hacer sus coetáneos. Y el cine mudo me parece un caso interesante.

Me gusta el cine mudo, y eso tiene no poco de rareza en una época en que muchos no tragan ni películas en blanco y negro, ni siquiera si se las colorean. Y algunas de las reservas que se suelen plantear al respecto son estas:

El cine mudo está superado y muerto. A mi juicio, eso equivale a decir que la fotografía quedó superada como forma de arte cuando surgió el cine (imagen en movimiento) o que la música orquestal usa violines porque no había instrumentos amplificados eléctricamente. Es cierto que las formas artísticas surgen en un contexto con determinadas limitaciones; quizás no habría habido películas mudas si hubiera existido el sonoro desde un principio. Pero también es cierto que en esas formas artísticas se desarrolla un lenguaje con un valor propio, y que la llegada de avances técnicos abre nuevas posibilidades, pero no arruina el trabajo hecho.

Viendo el cine mudo con cierta atención, se percibe que en él hay limitaciones hoy superadas, pero también toda una forma de narrar historias que sigue siendo válida. Las películas actuales siguen teniendo momentos mudos. Y es una lástima que no se aproveche más lo que se aprendió en aquellos años, porque hay recursos realmente útiles desarrollados entonces. La delicadeza, la elipsis, el guiño al espectador… Que el ketchup sepa más fuerte no significa que el tomate fresco sea inferior.

Casi todo es cine cómico, y no tiene gracia. Este es un error muy común y especialmente injusto. Hay mucho cine cómico, ciertamente. Muchos de los actores provenían del mundo del vodevil, y tenían que entretener a su público en pequeños escenarios, en locales de uso muy diverso, en ráfagas cortas, comprensibles y entretenidas. Y transplantaron su talento al cine. Pero en muchas películas cortas de Chaplin hay tanto de emoción o de melancolía como de humor… y no digamos en las largas. Quien en El chico o en Luces de la ciudad vea sólo los tortazos es que no se ha fijado bien.

Aparte de eso, el humor sí que va ligado a una época. Pero incluso siendo así se puede admirar la habilidad acrobática y los reflejos de estos actores. Hasta para recibir un tartazo hay que saber no cerrar los ojos antes de tiempo, y muchos de nuestros actores son incapaces de algo tan elemental. Chaplin, Keaton, Harold Lloyd… han grabado escenas (sin dobles) en las que la habilidad, la fuerza o la expresión corporal son superiores a las que aparecen en películas actuales. En serio. Ben Affleck en su puñetera vida ha sido ni será capaz de hacer en una pantalla ni la décima parte de lo que hace cualquiera de estas estrellas olvidadas.

El aspecto y la sobreactuación son patéticos. Bueno, es cine mudo hecho en los años diez o veinte del siglo pasado. No se puede negar. Hay ciertas licencias o ciertos gustos fruto de la época que están ahí. Pero tenemos que ser capaces de abrir nuestros gustos o ver más allá de esos anacronismos. En caso contrario, no tienen ningún sentido Bach, ni Mozart, ni Las meninas, ni el Quijote, ni Herman Melville. Hay películas de acción o de enredo actuales (bueno, de hace poco) que no tendrían nada que contar simplemente si existieran en ellas los teléfonos móviles.

No sé si se siguen haciendo hoy en día largometrajes mudos (nótese que el propio término largometraje o película tienen sus raíces en tecnologías obsoletas) porque no abunda el cine que no sea estrictamente comercial, pero sería interesante verlo. En cualquier caso… los videoclips mínimamente trabajados son, a su manera, cine mudo.