Ya hubo intentos de clonar a Adolfo Suárez, a través de su hijo, y aprovechar el tirón. Y aquellos intentos no salieron. Ahora entiendo por qué.
Vas para estadista. Según cierto partido, eres la segunda persona más valiosa de tu comunidad autónoma para optar a un puesto en el Congreso de los Diputados. El segundo mejor entre cientos de miles.
Vamos a examinar lo que ha pasado, sin entrar en preferencias ideológicas ni en sus argumentos. Vamos a lo objetivo.
Este señor, Adolfo Suárez Illana, dijo (yo lo vi en la tele) que en Nueva York la ley permite abortar después de que nazca un niño. Aquí se puede ver y oír, a los 5’15»:
Eso lo coloca, en primer lugar y sin esperar a más, como un iletrado. Es implícitamente imposible abortar si no es durante el embarazo. Un tipo con esa confusión mental está dando lecciones.
Pero esto va a peor. Para desdecirse (y eso sí, le honra y es correcto) dice que ha buscado si era correcta o no su afirmación sobre esa ley.
Dice que ha tenido que llamar a un despacho de Nueva York.
O sea, que el tipo que sienta cátedra sobre el aborto, y hace mansplaining a las mujeres (este sí), se permite decir una memez como esa de matar niños en Nueva York sin tener ni idea de si es verdad o si es mentira. Es más; algo que es evidentemente mentira se lo ha tragado, se lo ha creído, ni siquiera le ha sonado inverosímil, ni siquiera se ha molestado en averiguarlo. No ha pedido que le enseñen el texto legal en cuestión.
¿Cuál era su fuente? ¿Un whatsapp?
Que se haya creído tal majadería, en primer lugar; que la cuente en un medio de comunicación sin contrastarla, en segundo lugar; y que tenga que llamar a unos abogados de Nueva York, en tercer lugar, lo revela como alguien de una capacidad intelectual tan escasa que queda completamente invalidado para ostentar cargo público alguno. Por creérselo y por manejar así la información.
Imagínate a un tipo así, con este criterio y esta solvencia, como ministro de Sanidad.